Artículo de opinión

 

Educación sexual en Colombia: una materia pendiente


Por: Jeisy Mendoza Quiroz 

Uno de las grandes falencias que presenta el sistema educativo en Colombia es el no brindar las herramientas, espacios y tiempos necesarios para que los docentes puedan desarrollar diferentes proyectos extracurriculares dentro de la institución educativa. Uno de ellos, y tal vez el más importante, es el relacionado con la educación sexual, lo cual aún tiene muchos tabúes y negativos por parte de los padres.

David Santiago Ruiz tiene 16 años y estudia en el Colegio Toberín, un colegio del Distrito en donde la mayoría de los alumnos vienen de estratos 1, 2 y 3. Él no recibe una clase sobre educación sexual, sino que ve Ética, en la cual pocas veces hablan sobre temas específicos de sexualidad, órganos reproductivos o enfermedades de transmisión sexual, y siempre, según explica, los temas se enfocan en lo religioso o lo moral de estas cuestiones. La única vez que hablaron sobre sexualidad fue cuando explicaron las prácticas de ciertas comunidades indígenas o africanas, en las que se practican distintas formas de mutilación genital a las mujeres. Durante esta explicación, al escuchar el término vagina, muchos de sus compañeros empezaron a reírse, lo cual es síntoma de la inmadurez con la que aún se aborda todo lo relacionado con temas sexuales y reproductivos.

Esta historia es apenas un ejemplo de cómo la educación sexual en Colombia todavía es una materia que está muy lejos de ser de calidad. Según indica ONU Mujeres, en su Guía Técnica Internacional sobre Educación Sexual, para que esta se considere de calidad o integral debe ser científicamente precisa, adecuada a la edad y al nivel de desarrollo, basada en un enfoque de derechos humanos, en la igualdad de género, y debe ser culturalmente pertinente y apropiada según el contexto. Y todo esto todavía está muy lejos de ser realidad en Colombia.

El proyecto de Educación sexual en Colombia, en la resolución 03353 del 2 de julio de 1993, establece los objetivos, lineamientos y la estructura curricular del proyecto educativo Nacional, y plantea la educación sexual como un elemento fundamental en la formación del ser humano, además de establecer su obligatoriedad, así como la formación de docentes en el área, con las más altas calidades científicas y éticas. Pero, ¿qué sucede cuando no existe ni un mínimo marco de seguimiento y evaluación de lo que está escrito respecto a lo que sucede en realidad?

En Colombia, los adolescentes inician su actividad sexual de manera muy temprana. Según la investigación del 2021 del Laboratorio de Economía de Educación de la Universidad Javeriana, los hombres comienzan a los 13 años, y las mujeres a los 14 años, sin protección ni planeación.

Las consecuencias de la educación sexual no integral son alarmantes. Según el DANE y la Organización Panamericana de la Salud, para el 2020, 4.268 niñas entre 10 a 14 años fueron madres, y 109.823 adolescentes entre 15 y 19 años. El embarazo de niñas y adolescentes es, sin duda, una de las más terribles consecuencias de la desinformación y el desconocimiento en materia sexual.

La educación sexual juega un papel fundamental en la sociedad ya que a través de ella se previenen problemáticas tanto sociales (pobreza) como de salud.

Sin embargo, la implementación de la educación sexual en Colombia es muy precaria debido a varios factores como por ejemplo: los tabúes que se generan entorno a las relaciones sexuales debido a un sector conservador y esto tiene como consecuencia la desconfianza que hay entre padres e hijos. Pero, ¿es culpa de los padres no hablar de temas sexuales con sus hijos? Nuestros padres fueron criados con una educación conservadora y muy lejos de saber sobre sexualidad, teniendo en cuenta esto, ellos no tienen las herramientas necesarias para poder implementarlas.

La falta de educación sexual de calidad genera que los jóvenes busquen información sobre dudas que puedan tener respecto al tema en páginas pornográficas, y la pornografía nunca debería usarse como un elemento educativo ya que limita la vida sexual y confunde con la realidad generando expectativas irreales sobre sus cuerpos y el acto sexual en sí mismo.

En fin, tener una educación sexual integral tendría un impacto positivo en materia social de un país, y la información sobre sexualidad es un tema que debería abordarse con total naturalidad como cualquier otra materia en los colegios.

 

 

 

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